Ediciones

Edición No.34 agosto 2020

Esta edición revierte una importancia especial por el momento tan crítico que atraviesa la industria del crédito y la cobranza, el país y el mundo como un todo. En momentos en que la supervivencia de empresas de todos los sectores y tamaños, desde las marcas más poderosas, hasta los más exitosos unicornios están cerrando y sacando sus banderas de auxilio por la Pandemia, esta edición en sí misma, representa para Ciclo de Riesgo, la satisfacción de esa primera batalla ganada, esa bandera que se despliega con el mayor agradecimiento porque seguimos más vigentes que nunca, más fuertes que...

Ver la editorial >

Edición No.34 agosto 2020

Esta edición revierte una importancia especial por el momento tan crítico que atraviesa la industria del crédito y la cobranza, el país y el mundo como un todo. En momentos en que la supervivencia de empresas de todos los sectores y tamaños, desde las marcas más poderosas, hasta los más exitosos unicornios están cerrando y sacando sus banderas de auxilio por la Pandemia, esta edición en sí misma, representa para Ciclo de Riesgo, la satisfacción de esa primera batalla ganada, esa bandera que se despliega con el mayor agradecimiento porque seguimos más vigentes que nunca, más fuertes que nunca, comprometidos con la generación de valor, en momentos en que la información especializada revierte un valor especial para ayudar, a partir de la inteligencia colectiva, a dilucidar ese camino de recuperación. Esta edición merece una mirada poco convencional de largo plazo, que comienza por preguntarnos: ¿Quién es nuestro cliente en riesgo? De repente ya no lo sabemos muy bien. Y es precisamente esta incertidumbre y las condiciones de riesgo por la pandemia, que conllevan al título de esta edición: cartera en UCI. Y es que ha sido muy difícil entender que ya no se trata de cartera de crédito al día y vencida, ahora cualquier cliente puede entrar en Cuidados Intensivos en cualquier momento. Incluso la mayoría ya lo están, solo que aún no sabemos porque están anestesiados. Sin duda con los periodos de gracia, el problema que se pateó para adelante es monumental.

Las cifras de la Superfinanciera, dan cuenta de planes de gracia acumulados al 22 de julio, sobre 11,7 millones de deudores personas naturales y jurídicas en un país donde según el último reporte Inclusión Financiera, el universo de deudores a diciembre de 2019, no era más allá de 13 millones de adultos con al menos un crédito vigente, al igual que 289.535 empresas. Lo anterior, por demás peligroso, no por el alivio en sí mismo, que de seguro frente a la crisis es más que necesario, si no bajo el entendido, que en su gran mayoría se trata de alivios aplicados de forma masiva y automática, que no respondieron a una decisión informada de riesgo de crédito que hubiera partido del conocimiento de la situación de cada cliente. Sin desconocer el desafío del proceso adaptativo que le significa al Ciclo de Riesgo de Crédito, alinearse con las nuevas condiciones por la Pandemia, esperamos que a lo largo de todos los artículos y temas que se desarrollan en esta edición, nuestros lectores descubran que en realidad el verdadero camino para avanzar más allá de superar esta coyuntura, es comenzar por una comprensión axiológica, por demás distinta, del nuevo entorno, porque sin duda el negocio cambio para siempre.

“Hoy como nunca, las personas no compran productos, sino misiones, causas, en definitiva: propósitos”. Y es ahí donde los clientes depositarán su lealtad. Agilidad, es quizá la cualidad que más demanda la nueva coyuntura; tanto en la toma de decisiones, como en la puesta en macha y ejecución de la estrategia, con la incorporación de nuevos modelos de gobernanza y liderazgo, basados en la confianza, en la claridad del marco de actuación y en el empoderamiento de los equipos, al mejor estilo de las organizaciones Teal o verdeazuladas, que incorporan los principios de las organizaciones circulares que no necesitan de un jefe para lograr los objetivos, soportando su crecimiento, ya no en la potencia de la marca, sino en el desarrollo de todo el potencial de cada colaborador con modelos de mejora ágil de autogestión, en los que cada persona debe cumplir un fin. Como lo recomienda Josep Salvatella, CEO de RocaSalvatella: “conviene aprender a gestionar, con una mano los modelos de negocio convencionales y con la otra los modelos de negocio disruptivos, generando organizaciones ambidiestras”.

Más que un cisne negro, estamos ante una dimensión desconocida que de manera muy inteligente, en su artículo, Felipe Rojas presidente de Garantías Comunitarias, lo acuña con el término “El Efecto Murciélago”, que se propaga a través del Covid 19, como esa fuerza que nos incorpora en una nueva dimensión del caos y la incertidumbre. Sin duda, un análisis brillante como todo lo de Felipe Rojas, que retoma la famosa frase: “el aleteo de una mariposa en Japón puede producir un huracán en EEUU”. Temblemos todos cuando oigamos a un Chino decir: “mesero una sopa de murciélago por favor”. Llegó el momento en que la tecnología y la innovación se colocarán al servicio de la cultura organizacional para que los colaboradores brillen, los clientes puedan extender sus horizontes y los sectores se transformen.