De un desafío GRIS a un océano AZUL de oportunidades - La velocidad de envejecimiento de la población colombiana, demanda acciones inmediatas

El envejecimiento en Colombia como catalizador para innovación habitacional, pilar cláve de éxito en este gran desafío
La transición demográfica constituye uno de los fenómenos más trascendentales del siglo XXI. A nivel global, la población de personas mayores de 60 años se proyecta alcanzar 2.100 millones para 2050, representando más del 21% de la población mundial.
América Latina, tradicionalmente caracterizada por su perfil poblacional joven, experimenta una transformación demográfica sin precedentes, donde países como Colombia evidencian tasas de envejecimiento que superan aquellas experimentadas históricamente por naciones desarrolladas.
Colombia, como muchas naciones en vías de desarrollo, transita hacia una estructura demográfica madura, marcada por el declive de la fecundidad y el aumento de la longevidad. Sin embargo, el país, presenta una particularidad demográfica notable: la velocidad de su transición exhibe características distintivas que merecen análisis detallado.
Este "bono demográfico" —caracterizado por una proporción óptima de población en edad laboral— está cediendo paso a un "reto gris", donde la proporción de adultos mayores exige reconfiguraciones en sistemas de salud, pensiones y, particularmente, vivienda.
El Informe Trimestral de Vivienda de junio de 2025, elaborado por la Asociación Bancaria de Colombia (Asobancaria), ofrece un diagnóstico oportuno de esta coyuntura, centrándose en la interrogante central: ¿Está la vivienda colombiana preparada para acoger a una población envejecida que aspira a autonomía y vitalidad?
En su profundo informe, Asobancaria analiza las tendencias demográficas, el estado actual del mercado habitacional y las brechas en la preparación para una sociedad envejecida.
La Singularidad del Caso Colombiano de país joven a sociedad longeva
Envejecimiento demográfico: El informe de Asobancaria señala varias cifras que han transformado la sociedad que conocíamos:
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La tasa global de fecundidad cayó de 2,0 en 2005 a 1,06 en 2024.
- En 2024, se registraron solo 32 nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 49 años.
- Para 2050, más del 25% de la población colombiana será adulta mayor.
Mientras países como Francia tardaron más de un siglo en duplicar su población de personas mayores de 65 años del 7% al 14%, se proyecta que Colombia completará esta transición en aproximadamente 30 años.
Con una tasa de fertilidad global descendiendo a 1.06 en 2024 y una expectativa de vida superior a 77 años, se proyecta que para 2050 más del 25% de la población supere los 60 años.
Según proyecciones demográficas actualizadas, para 2050 Colombia contará con aproximadamente 14 millones de personas mayores de 60 años, representando cerca del 23% de su población total. Esta transformación estructural contrasta dramáticamente con la composición poblacional de hace apenas tres décadas, cuando la pirámide demográfica exhibía una base amplia característica de sociedades jóvenes.
- La OMS redefine la salud como la capacidad de vivir una vida valiosa, no solo la ausencia de enfermedad. Este enfoque exige repensar el diseño urbano y residencial para fomentar autonomía, productividad y bienestar en la vejez -
La tasa global de fecundidad ha experimentado un descenso dramático, pasando de aproximadamente 7 hijos por mujer en la década de 1960 a cerca de 1.8 en 2024, situándose por debajo del nivel de reemplazo poblacional de 2.1. Este descenso, más acelerado que el experimentado por economías desarrolladas en períodos comparables, responde a múltiples factores: urbanización acelerada, mayor participación laboral femenina, expansión educativa, acceso a planificación familiar, y transformaciones culturales en las aspiraciones reproductivas.
Según el informe, la tasa de fertilidad global ha plummeted de 2.0 en 2005 a 1.06 en 2024, con nacimientos por 1.000 mujeres en edad fértil (15-49 años) reduciéndose a 32, la mitad de lo registrado hace dos décadas.
En 2024 se registraron 445.011 nacimientos, el volumen más bajo de la última década, mientras la tasa global de fecundidad cayó a ~1,1 hijos por mujer, muy por debajo del reemplazo generacional. Estas tendencias confirman un cambio estructural que presionará pensiones, salud y, de manera central, el hábitat residencial
Simultáneamente, la esperanza de vida al nacer ha aumentado significativamente, alcanzando aproximadamente 77 años en promedio, con notables diferencias por género (80 años para mujeres, 74 para hombres) y entre áreas urbanas y rurales. Este incremento refleja mejoras en condiciones sanitarias, acceso a servicios de salud, reducción de mortalidad infantil y control de enfermedades infecciosas, aunque persisten desigualdades territoriales y socioeconómicas considerables.
El sector inmobiliario, enfocado hoy en subsidios para estratos bajos y vivienda VIS, carece de políticas públicas que se enfoquen en las necesidades de esta población. Por su parte, los modelos innovadores como el senior living, apenas dan sus primeros pasos.
La migración juvenil agrava el fenómeno: cerca de un millón de colombianos salieron del país entre 2022 y 2023, la mayoría en edad productiva, generando remesas récord de 11.8 mil millones de dólares en 2024, pero erosionando las redes familiares tradicionales de cuidado.
El mercado inmobiliario colombiano ha respondido a nuevas demandas como el alquiler flexible (build to rent), pero aún no enfrenta el reto del envejecimiento. El modelo tradicional de vivienda y los hogares geriátricos no satisfacen las expectativas de adultos mayores que desean independencia, comunidad y servicios adaptados.
Esta aceleración, documentada ampliamente por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y diversos centros de investigación, plantea desafíos inéditos para la planificación de políticas públicas, particularmente en el sector vivienda.
Por su parte, Asobancaria en su análisis subraya la urgencia de una narrativa renovada que conciba el envejecimiento como una etapa de productividad y autonomía, no de dependencia, proponiendo una agenda de adaptación centrada en “envejecer en casa y en comunidad”, lo que exige la integración de estándares de ciudades y viviendas amigables con la edad.
Según lo resalta Asobancaria, sin una integración estratégica del envejecimiento en la planificación urbana, Colombia arriesga exclusión social y presiones fiscales insostenibles, pero también oportunidades para un crecimiento inclusivo en el sector inmobiliario y la llegada de nuevos modelos de negocio (Senior Living, build-to-rent, continuing care), y herramientas financieras (renta vitalicia inmobiliaria/hipoteca inversa) bajo marcos regulatorios existentes. Todas alternativas emergentes que se constituyen en un verdadero océano azul.
El informe resalta especialmente el desarrollo de comunidades de senior living, que ofrecen vivienda privada con servicios comunes como alimentación, recreación, seguridad y atención básica en salud. Este modelo, exitoso en EE.UU., Europa y países latinoamericanos como Chile y México, aún es incipiente en Colombia.
Vivimos un cambio en la forma de envejecer
La gerontología contemporánea resalta un "cambio en la forma de envejecer": un sexagenario en 2025 posee la funcionalidad de un quinquagenario de décadas pasadas, demandando entornos que fomenten autonomía y productividad.
Asobancaria destaca en su informe el hecho de que la edad biológica avanza más lentamente que la cronológica. Una persona de 60 años en 2025 puede tener la salud y funcionalidad de alguien de 45 años en 1995.
Como señala el informe: "Hoy, millones de personas mayores viven solas o sin redes de apoyo efectivas y muchas quieren seguir siendo autónomas, activas y productivas, pero no encuentran en el país opciones reales para hacerlo."
Estas implicaciones trascienden lo demográfico, impactando la demanda habitacional: surge una necesidad de viviendas que integren servicios de salud, recreación y accesibilidad universal, alejándose de modelos asilares obsoletos.
En un marco teórico, este envejecimiento se alinea con el modelo de "compresión de morbilidad" de Fries (1980), donde la longevidad saludable exige infraestructuras proactivas. Sin embargo, en Colombia, la urbanización acelerada (80% de la población en ciudades) amplifica vulnerabilidades, como la segregación espacial que margina a los mayores en periferias sin servicios.
El gran desafío de la sostenibilidad económica
El envejecimiento plantea desafíos económicos multifacéticos relacionados con la vivienda. Las personas mayores colombianas enfrentan típicamente ingresos reducidos: solo aproximadamente 30% accede a pensiones contributivas, con montos frecuentemente insuficientes.
El gasto habitacional representa frecuentemente proporción desproporcionada de ingresos limitados de personas mayores, generando tensiones entre necesidades habitacionales y otros requerimientos esenciales (alimentación, salud, medicamentos). La ausencia de instrumentos financieros accesibles (microcréditos para adaptación, hipotecas inversas, subsidios de mantenimiento) agrava esta situación, forzando a personas mayores a permanecer en viviendas inadecuadas o depender de arreglos familiares no siempre disponibles o deseados.
Colombia aparece entre los países donde más de la mitad de hogares inquilinos de bajos ingresos están sobrecargados por costos de vivienda, un escenario que puede agravarse al jubilarse o perder ingresos laborales. Esto exige ampliar oferta de arriendo asequible y de operadores profesionales orientados a mayores, no solo subsidios a la compra.
Inequidades Territoriales y Socioeconómicas
Las inequidades territoriales colombianas se reproducen y amplifican en el contexto del envejecimiento. Áreas rurales, donde reside aproximadamente el 25% de la población mayor, presentan desafíos particulares: viviendas con mayores déficits cualitativos, acceso limitado a servicios de salud y sociales, infraestructura comunitaria precaria, y aislamiento geográfico. Estas condiciones generan vulnerabilidades específicas que las políticas habitacionales raramente abordan diferenciadamente.
Las inequidades socioeconómicas atraviesan todas las dimensiones del envejecimiento habitacional. Estratos bajos concentran mayores déficits cualitativos, menores posibilidades de adaptación, y acceso limitado a alternativas habitacionales apropiadas. Esta estratificación genera trayectorias de envejecimiento profundamente desiguales, donde el privilegio socioeconómico determina crecientemente posibilidades de envejecer dignamente en entornos apropiados.
El Mercado Habitacional Colombiano: Dinámicas Actuales y Brechas
El parque habitacional colombiano, estimado en aproximadamente 17 millones de viviendas, presenta características arquitectónicas y urbanísticas que reflejan paradigmas de diseño tradicionales incompatibles con las necesidades del envejecimiento poblacional. Análisis del inventario habitacional revela problemáticas estructurales significativas.
Aproximadamente el 65% de las viviendas urbanas en edificaciones multifamiliares carecen de ascensores o fueron construidas sin consideración de accesibilidad vertical. Esta realidad arquitectónica condena a personas mayores con limitaciones de movilidad al confinamiento doméstico o a mudanzas forzadas, fragmentando redes sociales y comunitarias laboriosamente construidas.
Las viviendas unifamiliares, representando aproximadamente el 70% del total nacional, típicamente presentan configuraciones inadecuadas: escaleras internas sin alternativas, baños sin espacios de maniobra, anchos de puertas insuficientes para dispositivos de asistencia, ausencia de iluminación apropiada, y materiales de piso con riesgos de caídas. Estas características, aparentemente triviales, constituyen barreras sustanciales para el envejecimiento digno.
Como bien lo ha explicado Asobancaria en múltiples escenarios, el sector de la vivienda en Colombia exhibe una resiliencia mixta en 2025, con indicadores que reflejan tanto recuperación post-pandemia como tensiones estructurales. Las licencias de construcción autorizaron 96.770 unidades para el año, un crecimiento anual del -5.6%, abarcando 16.54 millones de metros cuadrados (-27.7%) (Gráficos 15A y 15B del informe).
Las preventas, por su parte, alcanzaron 139.800 unidades (+42% anual), con un valor de 44.4 billones de pesos (+46.5%) (Gráficos 16A y 16B), impulsadas por demanda en estratos medios. No obstante, las iniciaciones de obra cayeron a 160.400 unidades (-15.43%) y 11.4 millones de metros cuadrados (-17.65%) (Gráficos 17A y 17B), señalando cuellos de botella en ejecución.
Los precios inmobiliarios muestran deflación: el Índice de Precios de Vivienda Nueva (IPVN) descendió -2.5% en 2024, y la vivienda usada -4.4% en 2023 (Gráficos 18 y 19), favoreciendo la asequibilidad pero erosionando rentabilidad para constructores.
El portafolio de crédito habitacional totaliza 122.43 billones de pesos, con desembolsos de 99.153 operaciones (14.6 billones de pesos) en 2025, un alza del 27.0% y 53.6% respectivamente (Gráficos 28A y 28B). Programas como Mi Casa Ya y subsidios para Vivienda de Interés Social (VIS) han dinamizado el mercado, pero priorizan familias jóvenes, dejando acéfalo el segmento senior.
En cuanto a tipos de vivienda para mayores, el informe introduce el senior living como paradigma emergente: desarrollos privados con servicios integrados (salud, ocio, transporte), contrastando con residencias geriátricas tradicionales. Modelos como Build to Rent (BTR) y Continuing Care Retirement Communities (CCRC) se mencionan como viables, pero Colombia cuenta con "muy pocos desarrollos de este tipo."
La oferta se limita a iniciativas piloto en ciudades como Bogotá y Medellín, con énfasis en accesibilidad (rampas, domótica) y comunidades intergeneracionales, pero la demanda reprimida —estimada en 500.000 unidades para 2030— evidencia una brecha de oferta.
Políticas de Vivienda y Envejecimiento
Las políticas habitacionales colombianas han priorizado históricamente la expansión cuantitativa de la vivienda, enfocándose en déficit habitacional numérico mediante subsidios a la demanda y oferta de Vivienda de Interés Social (VIS) y Vivienda de Interés Prioritario (VIP). Si bien estos esfuerzos han generado impactos en cobertura, han desatendido sistemáticamente consideraciones cualitativas relacionadas con envejecimiento poblacional.
Los programas de vivienda social raramente incorporan criterios de adaptabilidad futura, diseño universal o localización que facilite aging in place. La producción en masa de soluciones habitacionales estandarizadas perpetúa modelos inadecuados para poblaciones diversas y cambiantes. Programas específicos para personas mayores permanecen fragmentados, subfinanciados y conceptualmente limitados, frecuentemente reducidos a modalidades institucionales (hogares geriátricos) que contradicen evidencia internacional sobre preferencias y resultados.
La baja fecundidad y el aumento de la longevidad remodelan la función económica de la vivienda: ya no es solo activo patrimonial, sino plataforma de salud, cuidados y participación social. Ignorar esta transición produciría costos fiscales y sociales crecientes (hospitalizaciones evitables, aislamiento, sobrecarga de cuidadores informales). Por el contrario, una estrategia de “envejecimiento en el lugar” (aging in place) mediante viviendas accesibles, barrios conectados y operadores residenciales con servicios puede mejorar bienestar, reducir costos sanitarios y abrir nuevas industrias (diseño universal, tecnologías de apoyo, operación residencial especializada).
GRANDES OPORTUNIDADES EN NUEVOS MODELOS DE NEGOCIO – El Senior Living
El informe de Asobanaria profundica, el concepto de Senior Living que engloba desarrollos habitacionales que priorizan la autonomía (permitiendo estilos de vida activos) y la asistencia (integrando servicios de salud preventiva y cuidado).
- Modelos de Transformación: Es crucial migrar hacia estructuras que permitan la mezcla de usos, la flexibilidad espacial y la proximidad a servicios. Los modelos mixtos (público, privado y cooperativo) deben ser habilitados para generar economías de escala y asegurar la asequibilidad, evitando que este segmento se convierta en un nicho de alto costo exclusivo.
- La Oportunidad del Arriendo: Existe una marcada ausencia de normas que promuevan la construcción de vivienda exclusivamente para el arriendo a largo plazo. Una regulación moderna y atractiva para la inversión en el mercado de alquiler especializado podría inyectar capital para crear infraestructura adaptada sin la barrera de la compra.
- Build to Rent (BTR): comunidades diseñadas para alquiler a largo plazo.
- Continuing Care Retirement Communities (CCRC): cuotas de entrada y tarifas mensuales para acceso escalonado a servicios.
- Reconversión urbana: reutilización de infraestructura existente para proyectos habitacionales adaptados.
Desafíos en la Preparación: Barreras Estructurales y Oportunidades:
La impreparación del sector habitacional para el envejecimiento se manifiesta en múltiples dimensiones. Políticamente, las agendas se centran en atención médica y subsidios para vulnerables, ignorando la integración del envejecimiento activo en planes de desarrollo territorial y ordenamiento urbano.
Económicamente, altos costos de desarrollo y ausencia de incentivos fiscales desalientan inversiones en senior living, mientras que culturalmente persiste un estigma que asocia vejez con dependencia, no con agencia.
La migración y atomización familiar agravan esto, incrementando la soledad en entornos no adaptados.
No obstante, oportunidades emergen: la reconversión de activos subutilizados (hoteles, oficinas) en viviendas senior podría revitalizar el mercado, alineándose con tendencias globales como las de Japón o España.
El informe de Asobancaria identifica cuatro pasos urgentes:
(1) incorporar el envejecimiento en políticas habitacionales y urbanas;
(2) superar la escasez de normas para construcción en renta;
(3) regular marcos para alianzas público-privadas-cooperativas;
y (4) transformar la narrativa hacia un envejecimiento valioso y activo. Como advierte: "No se trata de copiar modelos extranjeros de forma acrítica, sino de adaptarlos a la identidad social y cultural colombiana."
Estas recomendaciones evocan el enfoque de la Agenda 2030, promoviendo vivienda inclusiva como derecho humano, con un llamado a la urgencia del diseño de un marco conceptual para la acción, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, particularmente el ODS 11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles).
Adoptar el marco OMS de ciudades amigables (ocho dominios) como estándar mínimo en POT, licencias y normas técnicas: accesibilidad universal, transporte conectado, espacios públicos seguros, información/tecnología accesible, apoyo comunitario y salud integrados.
Subraya ASOBANCARIA que la respuesta no es meramente constructiva, sino que requiere una intervención profundizando tres vértices estratégicos:
Marco Normativo (Regulación): Es urgente establecer marcos regulatorios específicos para las residencias de adultos mayores. Esto incluye normativas de construcción (diseño universal, eliminación de barreras arquitectónicas), pero también figuras jurídicas y financieras que permitan la inversión de capital a largo plazo en estos proyectos. La regulación debe habilitar modelos de inversión mixta que compartan riesgos y beneficios entre los sectores público y privado.
Incentivos Financieros (Capital): El crédito hipotecario debe evolucionar. Es necesario explorar productos financieros que faciliten a los adultos mayores la monetización de su patrimonio inmobiliario (como la hipoteca inversa o la venta con reserva de usufructo), liberando capital para financiar su senior living o servicios de cuidado.
MEJORES PRÁCTICAS
El Desarrollo de Capital Humano y Formación Profesional será un capítulo clave en este caminar:
- Incorporar contenidos sobre diseño universal, gerontología ambiental y necesidades del envejecimiento en currículos de arquitectura, ingeniería, trabajo social y disciplinas relacionadas. Programas de actualización para profesionales en ejercicio.
- Certificación de Especialistas: Desarrollar sistemas de certificación de profesionales especializados en evaluación y adaptación habitacional para envejecimiento, generando cuerpo de expertos confiables.
- Capacitación de Constructores: Programas técnicos para trabajadores de construcción sobre implementación práctica de adaptaciones y técnicas de diseño universal.
Asobancaria en múltiples informes ha detallado ampliamente las mejores prácticas que se pueden adaptar a la realidad colombiana:
- Continuum de cuidados (CCRC): Los Continuing Care Retirement Communities integran vivienda independiente, asistencia progresiva y cuidados especializados bajo una sola operación (cuota de entrada + mensualidades), modelo replicable con adecuaciones culturales y regulatorias locales.
- Reconversión de activos: Hoteles, oficinas y comercio subutilizados son candidatos para reuso adaptativo hacia vivienda para mayores, reduciendo CAPEX, revitalizando centralidades y acelerando entregas. Esta estrategia surge ya en el debate local a partir del informe.
- Integrar seguros de dependencia, microseguros y productos de ahorro-servicios para costear apoyos domiciliarios.
- Subsidios a la demanda focalizados (vouchers) y contratos de alquiler con servicios elegibles a programas sociales.
- Creación de Instrumentos financieros para la vejez: liquidez y patrimonio
Financiamiento e Inclusión:
Es crucial desarrollar productos financieros específicos que permitan el acceso a la vivienda para este grupo etario, incluyendo esquemas de leasing, créditos flexibles y políticas de subsidio focalizadas.
- Fondo Nacional de Adaptación Habitacional: Crear fondo específico para subsidios de adaptación de viviendas de personas mayores vulnerables, con procedimientos simplificados y montos suficientes.
- Líneas de Microcrédito Especializadas: Desarrollar productos financieros accesibles para adaptaciones habitacionales, con tasas preferenciales, plazos apropiados, y requisitos flexibilizados.
- Hipotecas Inversas: Explorar implementación regulada de hipotecas inversas, permitiendo a propietarios mayores monetizar equidad habitacional manteniendo residencia, con protecciones robustas contra abusos.
- Incentivos a Desarrolladores: Establecer incentivos (edificabilidad adicional, agilización de trámites, certificaciones) para proyectos que incorporen diseño universal y unidades específicamente apropiadas para envejecimiento.
Renta vitalicia inmobiliaria e hipoteca inversa
Colombia cuenta con marco regulatorio que habilita la renta vitalicia inmobiliaria y sienta bases para operaciones tipo hipoteca inversa, dirigidas a mayores propietarios que buscan transformar parte de su equity en flujo. El Decreto 1398 de 2020 ajustó el régimen financiero para estas operaciones; el MVCT divulgó lineamientos para mayores de 65 años. El reto es pasar del marco a la adopción responsable (asesoría, transparencia, protección al consumidor y oferta privada). Función Pública+2Juriscool+2
Bonos temáticos y blended finance
Dado el perfil social del segmento, pueden explorarse bonos sociales/ESG y vehículos blended para financiar retrofits de accesibilidad, eficiencia energética y la construcción/operación de senior housing, alineados con agendas de asequibilidad y bienestar. La evidencia comparada de la OCDE en vivienda asequible respalda esquemas de inversión público-privada en el sector.
EXPERIENCIAS INTERNACIONALES COMPARADAS
1. Modelos Nórdicos de Vivienda Senior
Los países nórdicos han desarrollado enfoques comprehensivos e innovadores hacia la vivienda para personas mayores. Suecia, pionera en este campo, implementa desde décadas un sistema gradado de soluciones habitacionales que incluyen: viviendas ordinarias con adaptaciones menores, viviendas accesibles con diseño universal, viviendas con servicios (serviced housing), y viviendas con cuidados integrados. Este continuum permite transiciones graduales según necesidades cambiantes, evitando institucionalizaciones prematuras.
El modelo sueco enfatiza la normalización, integrando viviendas para mayores en vecindarios mixtos generacionalmente, contrastando con modelos segregacionistas. Servicios de apoyo (comidas, limpieza, cuidados) se proveen según necesidades individuales, manteniendo autonomía y control. Financiamiento público sustancial y regulación rigurosa garantizan calidad y accesibilidad universal, independientemente de capacidad económica individual.
2. Experiencias Asiáticas: Japón y Singapur
Japón, enfrentando el envejecimiento poblacional más avanzado globalmente, ha desarrollado innovaciones tecnológicas y arquitectónicas notables. El concepto de "barrier-free housing" se ha universalizado en construcción nueva, con incentivos sustanciales para retrofitting de viviendas existentes. Tecnologías asistivas (robótica, sensórica, domótica) se integran progresivamente, compensando limitaciones funcionales y escasez de cuidadores.
El modelo de "vivienda multigeneracional" japonés, respondiendo a tradiciones culturales pero adaptado a realidades contemporáneas, promueve configuraciones arquitectónicas que facilitan cohabitación intergeneracional manteniendo independencia y privacidad. Estas viviendas incorporan unidades autónomas interconectadas, permitiendo proximidad con autonomía.
Singapur ejemplifica planificación proactiva y comprehensiva. Su "Housing for Seniors" incluye: adaptaciones subsidiadas de viviendas existentes, nuevos desarrollos integrando diseño universal, incentivos para residencia cercana de familiares cuidadores, y provisión planificada de servicios comunitarios (centros de día, clínicas, transporte). La planificación urbana singapurense integra sistemáticamente consideraciones de envejecimiento en todos los desarrollos nuevos.
3. Innovaciones en Europa Occidental
Países como Países Bajos y Dinamarca han experimentado con modelos de cohousing o covivienda senior: comunidades residenciales autogestionadas donde personas mayores viven independientemente pero comparten espacios comunes y actividades. Estos modelos combinan autonomía con comunidad, enfrentando aislamiento social prevalente en envejecimiento urbano contemporáneo.
Alemania y Austria han desarrollado sistemas sofisticados de asesoría y subsidios para adaptación habitacional, incluyendo "Wohnberatung" (asesoría de vivienda) que ofrece evaluaciones profesionales gratuitas, planes de adaptación personalizados, y conexión con subsidios y proveedores calificados. Estos sistemas facilitan el aging in place mediante intervenciones preventivas antes que personas mayores enfrenten crisis funcionales o habitacionales.
Comparativamente, naciones como Singapur han integrado silver economy en urbanismo mediante incentivos fiscales y zonificación específica, generando retornos del 5-7% en inversiones senior.
Lecciones Aplicables al Contexto Colombiano
Estas experiencias internacionales sugieren principios transferibles al contexto colombiano, con necesarias adaptaciones contextuales:
- Enfoque de continuum: Diversificar opciones habitacionales más allá de dicotomía hogar-institución.
- Prevención y anticipación: Incorporar diseño universal preventivamente, evitando adaptaciones costosas posteriores.
- Integración comunitaria: Evitar segregación generacional, promoviendo vecindarios inclusivos.
- Apoyo público estructural: Reconocer que mercados no generan espontáneamente soluciones adecuadas, requiriéndose intervención pública sustantiva.
- Innovación tecnológica apropiada: Explorar tecnologías asistivas accesibles y culturalmente apropiadas.
- Formación profesional: Capacitar actores relevantes (arquitectos, constructores, planificadores) en principios de diseño universal y envejecimiento.
Marco de Política Pública Integral
Colombia requiere articular una Política Nacional de Vivienda y Envejecimiento que integre coherentemente dimensiones habitacionales, urbanas, sociales, económicas y de salud. Esta política debe fundamentarse en principios de:
- Universalidad: Garantizar el derecho a vivienda adecuada para todas las personas mayores.
- Integralidad: Abordar vivienda no aisladamente sino como componente de ecosistema de apoyo más amplio.
- Territorialidad: Reconocer heterogeneidades regionales, desarrollando estrategias contextualizadas.
- Participación: Incorporar perspectivas y preferencias de personas mayores en diseño e implementación.
- Equidad: Priorizar grupos en mayor vulnerabilidad, reduciendo inequidades estructurales.
Modelos Alternativos de Vivienda
Covivienda Senior: Pilotos de proyectos de cohousing autogestionado, con apoyo técnico y financiero inicial público, evaluando viabilidad cultural y operativa en contexto colombiano.
Vivienda Intergeneracional: Promover modelos que faciliten convivencia intergeneracional deseada, mediante configuraciones arquitectónicas apropiadas e incentivos (suelo, financiamiento, servicios).
Vivienda con Servicios: Desarrollar gradación de viviendas con servicios de apoyo integrados (comidas, limpieza, cuidados básicos), alternativa entre independencia total e institucionalización.
CONCLUSIONES
Según concluye el informe, el envejecimiento no es una amenaza, sino una nueva fase del ciclo social que, bien planificada, puede impulsar innovación, inversión y bienestar.
Asobancaria hace un llamado de urgencia a cerrar las brechas significativas entre la realidad demográfica emergente y la respuesta del sector habitacional.
El stock existente, la producción actual, los marcos normativos, las políticas públicas y las capacidades profesionales exhiben limitaciones sustantivas para garantizar el envejecimiento digno que la población colombiana merece y constitucionalmente tiene derecho.
La agenda es ambiciosa pero realizable. Requieren compromiso intersectorial, inversión sostenida, y voluntad de cuestionar paradigmas tradicionales. Demandan reconocer que la vivienda para el envejecimiento no constituye nicho especializado sino desafío universal.
Colombia envejece. Esa es la certeza. La ventana de oportunidad permanece abierta. A diferencia de países que enfrentaron envejecimiento acelerado con escaso tiempo de preparación, Colombia cuenta aún con décadas para implementar transformaciones necesarias. Sin embargo, esta ventana se cierra progresivamente. El momento exige preparación y respuesta.
Colombia enfrenta elección crítica: continuar trayectorias inadecuadas que generarán sufrimiento evitable para millones, o emprender transformación que garantice envejecimiento digno como derecho universal. Lo que aún podemos decidir es si lo hará con dignidad, autonomía y calidad de vida, o atrapada en un modelo que no supo adaptarse a tiempo. La vivienda constituye dimensión fundamental de esta elección histórica. Más allá del espacio físico y social, debe evolucionar para convertirse en plataforma de bienestar, inclusión y productividad para millones de adultos mayores.
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Referencias clave / fuentes citadas
• Asobancaria, Informe Trimestral de Vivienda – Junio 2025 (editorial “Colombia Envejece…”). asobancaria.com
• Atchley, R. C. (1989). A continuity theory of normal aging. The Gerontologist, 29(2), 183-190.
• DANE, estadísticas vitales: nacimientos 2024 (445.011; fecundidad mínima histórica). DANE
• Portafolio y Forbes (reseñas del informe y proyección 60+ al 2050; senior living/BTR/CCRC). Portafolio
• OMS/WHO, marco de Ciudades amigables con las personas mayores y Década del Envejecimiento Saludable. WHO Extranet
• OCDE, asequibilidad de la vivienda (sobrecarga en inquilinos de bajos ingresos) y Cities for All Ages. OECD
• Marco colombiano para renta vitalicia inmobiliaria/hipoteca inversa (Decreto 1398 de 2020; MVCT). Función Pública+Juriscool