Entran a escena del crédito formal 4,9 millones de adultos con crédito con el sector formal NO financiero.

La Banca de las Oportunidades realizó un estudio para analizar las tendencias de acceso al financiamiento formal en Colombia en el que, por primera vez, se examinó la penetración del crédito otorgado por el sector formal no financiero, es decir el sector real, utilizando los registros de adultos con obligaciones reportadas en la central de información TransUnion.
A partir de la inclusión de los nuevos grupos de entidades, el estudio determinó que, a junio de 2024, 19,7 millones de adultos (51,2%) contaban con al menos un crédito vigente con entidades formales, tanto financieras, como no financieras (*1 y *2)
Análisis que resulta fundamental para entender el panorama completo de la inclusión crediticia formal en Colombia, y para diseñar estrategias, desde el sector público y privado, que respondan a las necesidades de la población.
¿Qué tipo de entidades conforman el sector financiero formal? (*1)
• Los establecimientos de crédito vigilados por la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), con 13,2 millones de adultos (34,3% de los adultos) con crédito.
• Las cooperativas de ahorro y crédito (CAC) vigiladas por la Superintendencia de la Economía Solidaria (SES)
• Las entidades microfinancieras no vigiladas por estas superintendencias.
A junio de 2024, 13,7 millones de adultos (35,5%) tenían créditos vigentes con estos tres grupos de entidades.
Reconociendo las nuevas dinámicas del mercado, se amplió la medición del sector financiero formal para incluir dos nuevos grupos de entidades de carácter financiero, que se han especializado en la colocación de crédito:
• Las Fintech no vigiladas por la SFC, con 1,7 millones de adultos (4,5%) que increíblemente son superadas por los comercios y las telcos, ambos del sector formal no financiero.
• Las empresas especializadas en la recuperación de usuarios o en la colocación de tarjetas que no captan recursos del público.
Con esta ampliación, el sector financiero formal ahora comprende cinco grupos de entidades, dentro de los cuales 14,8 millones de adultos (38,3%) tenían créditos vigentes. De estos, 8,7 millones (22,7%) tenían deudas exclusivamente con el sector financiero, mientras que 6 millones (15,7%) combinaban deudas en el sector financiero y en el sector formal no financiero.
LA NOVEDAD DE ESTE ESTUDIO FUE LA INCORPORACIÓN TAMBIEN DEL FINANCIAMIENTO FORMAL DE SECTORES NO FINANCIEROS, A PARTIR DE LOS REPORTES AL BURO TRANUNION, VEAMOS:
¿Qué tipo de entidades conforman el sector formal NO financiero? (*2)
• Empresas del sector real del comercio, quienes sorprendentemente resultan ser la segunda fuente principal de crédito, con 8 millones (20,9%), solo superada por las Entidades Crediticias Vigiladas.
• Empresas del sector real de telecomunicaciones que llevan a cabo actividades de financiamiento de equipos con 3,3 millones (8,6%), colocándose como la tercera fuente de financiamiento de crédito en Colombia.
Nota: La medición de adultos con productos de crédito no incluye los servicios pospago dentro del sector real de telecomunicaciones, ya que estos no se consideran un producto de crédito
• Entidades del sector solidario distintas a las cooperativas de ahorro y crédito, como cooperativas multiactivas, asociaciones mutuales y fondos de empleado.
• Cajas de compensación.
Complementariamente, 10,9 millones de adultos (28,5%) tenían créditos formales con entidades formales no financieras. De estos, 4,9 millones (12,8%) tenían deudas exclusivamente con el sector no financiero.
ADULTOS QUE HABIAN TENIDO CRÉDITO FORMAL PERO NO ESTABAN VIGENTES AL CORTE
Profundizando más allá de la condición de crédito vigente al corte, el estudio también coloca la lupa sobre otros 9 millones de adultos (23,4%) que habían tenido crédito, pero a junio de 2024 no tenían ninguno vigente. De estos 6,4 millones (71,1%) finalizaron sus créditos a paz y salvo, perfilándose como una población que podría estar excluyendo del sistema crediticio formal por barreras de oferta o de demanda. Los otros 2,6 millones (28,9%) del total sin créditos vigentes al corte, tenían todas sus deudas castigadas debido al incumplimientos en el pago.
>> Es decir que cerca del 74,6% de los adultos tienen o tuvieron crédito formal y tan solo 5.1 millones no han tenido crédito formal, ni obligaciones con Telcos, y permanecen sin historial de crédito en la central de información, población que será vital a la hora de poner en marcha el OPEN DATA en Colombia <<
Tendencias de la mora a 90 días por grupo de entidad
El estudio permitió observar diferencias en las tasas de mora entre los distintos grupos de entidad, evidenciando que las carteras de las entidades especializadas en la actividad financiera registraron mejores comportamientos.
La mora de más de 90 días de los establecimientos de crédito es del 13,6% y la de las cooperativas de ahorra y crédito del 17,2%. Por su parte, los indicadores de mora más alto lo registraron: las empresas pertenecientes al sector real comercio, con el 41,5%, las empresas especializadas en tarjetas de crédito diferentes a los establecimientos de crédito, con 33,2%, las Fintechs no vigiladas por la SFC con 30,5% y las de telecomunicaciones (financiación de equipos) con 29,4%.
Los indicadores de mora de los cuatro niveles de ruralidad no reflejan diferencias significativas. El porcentaje de adultos con cartera con mora de más de 90 días se ubicó en 23,6% en las ciudades y en 23,2% en los municipios rurales dispersos.
Se destaca que las mujeres acceden menos al crédito a pesar de tener indicadores de mora ligeramente inferiores que los de los hombres. El 23,1% de las mujeres tenían moras de más de 90 días, frente al 24,4% de los hombres.
Los jóvenes lideran el acceso al crédito no financiero, y también presentan mayores niveles de mora, que la población mayor que presenta un mejor comportamiento de pago.
Mientras las jóvenes tienen el 35,3% de créditos en mora ≥ 90 días, (27,4% personas de 26 a 40 años) ese % cae al 11,7% para los mayores de 65 años.
Los de 41 a 65 años presentan mora mayor a 90 días del 19,2%.
Otro dato que refleja el estudio es sobre la calidad de cartera de clientes nuevos, el 21,5% de las personas incurrió en una mora de 60 días o más, en su primera obligación crediticia dentro de los primeros 12 meses. Este dato es el resultado de analizar la evolución en un período más amplio: cuatro años (2019-2023) para identificar patrones de acceso, profundización, exclusión y reincorporación.
Características sociodemográficas de la población con crédito formal
Al analizar la población adulta con crédito formal, se reiteran las brechas de sociodemográficas.
El acceso al crédito cae a medida que aumenta la ruralidad, siendo 2,5 veces mayor en las ciudades (59,7% del total de población) que en los municipios rurales dispersos (24,6%).
La magnitud de la brecha crece frente a la de acceso al crédito del sector financiero.
Por su parte, las mujeres (49,3% del total) acceden menos al crédito formal que los hombres (52,8%), con una brecha de 3,6 puntos porcentuales (pp). La magnitud de la brecha también se mantiene en comparación con la del sector financiero formal.
Finalmente, por grupos etarios, se observa que el acceso al crédito formal está relacionado con el ciclo productivo de las personas, tanto al analizar la penetración del crédito proveniente del sector financiero como el formal.
Se destaca que donde más crece el crédito del sector formal no financiero es en los adultos jóvenes de 18 a 25 años, que alcanzan una penetración del 45%. Por su parte, los adultos mayores de 65 años son lo que menos crecen, con una penetración de 37,2%, que evidencia la necesidad de desarrollar estrategias de finanzas plateadas para promover la inclusión crediticia de esta población, reconociendo la silverización de la economía como consecuencia de la transición demográfica y la mayor expectativa de vida.
Se destaca que los grupos de las microfinancieras no vigiladas por la SFC ni la SES, la brecha es a favor de la ruralidad. Por su parte, las cajas de compensación y las fintech no vigiladas por la SFC son las que más se concentran en las zonas urbanas.
El sector comercio y las microfinancieras no vigiladas les prestan más a las mujeres que a los hombres, mientras que las fintech, cajas de compensación y de telecomunicaciones (financiación de equipos) registran las brechas más grandes a favor de los hombres
El indicador de acceso al crédito para los adultos mayores es un 17,4% inferior al de los jóvenes. Sin embargo, los mayores de 65 años tienen una mayor participación en las CAC, las entidades vigiladas por la SFC y el resto del sector solidario. Por otro lado, las empresas del sector real incluyen comparativamente más a jóvenes
Aunque los jóvenes lideran el acceso al crédito no financiero, también presentan mayores niveles de mora, mientras que la población mayor accede menos y tiene un mejor comportamiento de pago.
Distribución de los Adultos con y sin crédito formal
Como se mencionó, 19,7 millones de adultos (51,2%) contaban con al menos un crédito vigente con entidades formales, tanto financieras, como no financieras. De estos, 3,2 millones (16,2% del total con créditos vigentes) combinaban algún crédito vigente con al menos un castigo. De la población restante, que no tiene créditos vigentes, 9,8 millones (25,4% de la población adulta) nunca se habían financiado y 9 millones (23,4%) habían tenido crédito, pero a junio de 2024 no tenían ninguno vigente. De este último grupo, 2,6 millones (28,9% del total sin créditos vigentes) tenían todas sus deudas castigadas debido a incumplimientos en el pago, lo que resalta la necesidad de estrategias de rebancarización. Los 6,4 millones restantes (71,1%) finalizaron sus créditos a paz y salvo, perfilándose como una población que podría estar excluyendo del sistema crediticio formal por barreras de oferta o de demanda.
RECOMPRA
La mayoría de los nuevos usuarios de crédito continúan adquiriendo nuevas obligaciones. El 81,8% de quienes accedieron al crédito por primera vez registraron al menos una nueva apertura en los 48 meses siguientes a su obligación inicial. Las entidades con las tasas de reapertura más altas fueron las cajas de compensación (90,4%), las entidades microfinancieras no vigiladas (88,8%) y las cooperativas de ahorro y crédito (CAC) supervisadas por la Superintendencia de la Economía Solidaria (SES) (88,1%). Por otro lado, las empresas del sector servicios, las recuperadoras y los proveedores exclusivos de tarjetas de crédito presentaron las tasas más bajas, aunque todas superaron el 60%
La mayoría de quienes tienen reaperturas las realizan dentro del primer año. El 45,7% adquirió una nueva obligación en el primer año, el 17,7% en el segundo, el 11,7% en el tercero y el 6,7% en el cuarto año de seguimiento. En general, las entidades donde se adquieren más obligaciones subsiguientes son también aquellas en las que el tiempo hasta la reapertura es menor.
Los nuevos al crédito tienden a reabrir crédito en las mismas entidades donde obtuvieron su primer producto. Por ejemplo, el 41,8% de quienes iniciaron su historial crediticio en una entidad vigilada por la SFC realizó su primera reapertura dentro de los siguientes 48 meses en el mismo tipo de entidad. Este comportamiento se mantiene en otros segmentos, con una tasa de permanencia del 44,7% en cooperativas de ahorro y crédito (CAC) y del 46,1% en entidades microfinancieras no vigiladas.
En general, las empresas del sector de telecomunicaciones (planes pospago) concentran una proporción significativa de estas reaperturas. No obstante, a medida que los consumidores adquieren más productos de crédito, migran hacia otros tipos de entidades, especialmente las vigiladas por la SFC y las del sector real comercio.
Todo los que llegan no permanecen al día: El 21,5% de las personas incurrió en una mora de 60 días o más en su primera obligación crediticia dentro de los primeros 12 meses.
ADULTOS CON CREDITOS CASTIGADOS
Una de las cifras que más llama la atención del estudio es que de los 19,7 millones de adultos (51,2%) que contaban con al menos un crédito vigente con entidades formales, tanto financieras, como no financieras, de estos, 3,2 millones (16,2% del total con créditos vigentes) combinaban algún crédito vigente con al menos un castigo.
Y avanzando en este análisis se abre también otra población muy interesante: De los 9 millones (23,4%) que habían tenido crédito, pero a junio de 2024 no tenían ninguno vigente, se detectó que existen 2,6 millones (28,9% del total sin créditos vigentes) tenían todas sus deudas castigadas debido al incumplimientos en el pago, lo que resalta la necesidad de estrategias de rebancarización.
Los 6,4 millones restantes (71,1%) finalizaron sus créditos a paz y salvo.
Si se incluyen los servicios pospago del sector de telecomunicaciones, que no se consideran créditos, se observa que 25,9 millones de adultos (67,3% de la población adulta) tienen al menos un crédito vigente o una obligación pospago con el sector telecomunicaciones. De estos, 5,4 millones combinaban obligaciones vigentes con al menos un castigo.
Por su parte, 5,1 millones (13,2%) no han tenido crédito formal ni obligaciones pospago con el sector telecomunicaciones y 7,5 millones (19,5%) las tuvieron en el pasado. De los que nunca han tenido este tipo de obligaciones, 1,7 millones las tenían castigadas.
Esto muestra que los planes pospago están sirviendo como un primer paso para que los adultos sin trayectoria crediticia formal comiencen a construir su historial financiero en las centrales de información. Sin embargo, en esta nueva distribución se registra también un aumento del número de adultos con obligaciones castigadas.
Revisando el impacto de los castigos en el crecimiento del número los adultos con crédito vigente, podemos ver que los castigos de un año, borran por completo el esfuerzo en nuevos al crédito: Al cierre de 2019, 1,3 millones de adultos accedieron a un crédito u obligación pospago por primera vez, sumando al indicador. Sin embargo, alrededor de dos millones registraron castigos, restando al indicador.
VELOCIDAD EN LA RECUPERACIÓN DE LA CARTERA CASTIGADA
Analizando la evolución del segmento de deudores castigados entre el período de 2019 a 2023, cuatro años después, el 32,6% de la población castigada en 2019 logró recuperarse, con diferencias importantes según el tipo de entidad.
En términos generales, las entidades especializadas en intermediación financiera presentaron tasas de recuperación superiores al promedio nacional, mientras que las del sector real se ubicaron por debajo. Las fintech no vigiladas registraron la tasa de recuperación más alta, con un 70,6%, seguidas por las cajas de compensación (58,7%) y las entidades vigiladas por la SFC (55,8%).
El tiempo promedio de recuperación de los castigados fue de aproximadamente dos años (21,3 meses), con diferencias importantes entre sectores. Las recuperaciones más rápidas se observaron en la financiación de equipos del sector telecomunicaciones (9,2 meses), fintechs no vigiladas (15,1 meses), el sector real servicios (18,6 meses) y los establecimientos de crédito vigilados por la SFC (19,3 meses), todas con tiempos inferiores al promedio nacional.
DEUDORES RECUPERADOS
En el ámbito del estudio, se entiende como Recuperados a los adultos que, tras haber tenido obligaciones en estado de “Castigado”, “Difícil cobro” o “Irrecuperable”, han extinguido su deuda mediante el pago total de la obligación.
En 2019, cerca de un millón de adultos con carteras castigadas lograron recuperarse, principalmente en entidades vigiladas por la SFC (377 mil recuperaciones, equivalentes al 38,4%), en el sector de telecomunicaciones (planes pospago) (239 mil, 24,3%) y en el sector real comercio (170 mil, 17,3%). En conjunto, estas entidades concentraron el 80% de las recuperaciones registradas.
En los cuatro años posteriores a la recuperación, ocho de cada diez adultos acceden nuevamente al crédito. Las empresas del sector de telecomunicaciones (planes pospago y financiación de equipos), las fintechs no vigiladas y las cajas de compensación registraron las tasas más altas de aperturas posteriores, con más del 85% de los recuperados adquiriendo nuevas obligaciones en los 48 meses posteriores. Exceptuando el sector real servicios, esta tasa de reaperturas entre los recuperados superó el 65% en todos los sectores.
Las aperturas posteriores a la recuperación suelen darse entre uno y dos años después. Del 80,1% de recuperados que accedió nuevamente al crédito, el 41,8% lo hizo en el primer año, el 17,8% en el segundo, el 13,6% en el tercero y el 6,8% en el cuarto.
Las entidades con las tasas más altas de reapertura —empresas del sector de telecomunicaciones (planes pospago y financiación de equipos), fintechs no vigiladas y cajas de compensación— también presentan los menores tiempos de reapertura, con un promedio cercano a un año.
Los recuperados suelen reabrir obligaciones principalmente en empresas del sector de telecomunicaciones (planes pospago), seguidas por entidades vigiladas por la SFC y el sector comercio. Por ejemplo, el 39,3% de quienes se recuperaron en una microfinanciera realizó su primera reapertura en los siguientes 48 meses en el sector de telecomunicaciones. Esta preferencia por los planes pospago se observa en casi todos los tipos de entidad de recuperación, excepto en el sector real servicios. Con el tiempo, a medida que los consumidores acceden a más obligaciones, tienden a migrar hacia entidades vigiladas por la SFC y el sector real comercio.
Tras la recuperación, tres de cada 10 nuevas obligaciones caen en mora, mientras que esto ocurre en dos de cada 10 aperturas posteriores. Estas cifras superan el 50% en las recuperadoras y proveedores exclusivos de tarjetas de crédito.