¿Un nuevo mundo 'made in China' tras el covid-19?

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El brote del coronavirus ha puesto de relieve los problemas que acarrea la relación casi monopsónica del mundo con China, debido a su integración de las cadenas de valor

Por: GONZALO DE CADENAS-SANTIAGO,Director de análisis macroeconómico y financiero de Mapfre Economics, el servicio de Estudios de Mapfre.  

28/04/2020

China produjo en 1990 menos del 3% de la producción manufacturera mundial en valor; su participación es ahora casi una cuarta parte del mundo.

La "fábrica de Asia" ahora produce casi la mitad de los bienes del mundo y muy especialmente los intermedios, lo que la convierte en la dueña de la mayor parte de los productos de consumo globales, al menos de lo que no es el diseño. Pero el brote del coronavirus ha puesto de relieve los problemas que acarrea la relación casi monopsónica del mundo con China, debido a su integración de las cadenas de valor. Y ha revelado que el problema no solamente atañe al sudeste asiático, sino que se extiende a escala global.

Esto ha quedado plasmado en la evolución de los ISM que pública el Instituto de Gestión de Suministros, donde se muestra que más de la mitad de las empresas globales experimentan rezagos en los componentes básicos con origen en China, y la mayor parte revela además no estar preparada para hacer frente a continuas interrupciones de suministro. Es decir, el covid-19 ha acelerado las tendencias que han sido evidentes durante algún tiempo en relación con el tamaño en la capacidad productiva de China.

Como era de esperar, el problema ha vuelto a darle valor político a la estrategia de relocalización, también aquí. La pandemia ha evidenciado que sectores de electrónica y tecnología, farmacéutico y médicos, automoción y consumo en sus cadenas de suministro tienen a China como proveedor mundial de materiales y componentes intermedios de primera y, prácticamente, de última instancia.

Reconociendo el riesgo que supone para las industrias nacionales dicha dependencia de China, algunos gobiernos están ofreciendo a los fabricantes incentivos para que salgan de China y alivien el dolor de la diversificación.

La pandemia podría acelerar los planes preexistentes para reducir la dependencia de la cadena de suministro de China. Además del aumento de los costos de la mano de obra, el recrudecimiento de las tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos ya había empujado a un sinfín de empresas globales a reevaluar su dependencia monopsónica con las empresas (el Estado) de China.

Garantizar una mayor resistencia en las cadenas de suministro también es probable que sea una expectativa futura de los inversores, que ahora se fijarán en la capacidad de las empresas para cubrir el riesgo en caso de que continúen los brotes u otros eventos propios de esta incertidumbre knightiana en la que nos encontramos.