Miguel Ángel Charria Liévano - Nuevo Presidente Ejecutivo de Bancamía

Como invitado especial a nuestra sección “Lo Nuevo”, tenemos el gusto de conversar en exclusiva con Miguel Ángel Charria Liévano, nuevo Presidente Ejecutivo de Bancamía, quien asume el liderazgo de la entidad en momentos de grandes retos institucionales. De seguro su experiencia de más de 20 años en el sector financiero, especialmente en España donde ha cosechado grandes logros con el Grupo BBVA, le será de gran valor para sortear con éxito los desafíos que antepone el nuevo ecosistema, en su tarea de llevar a la entidad colombiana al siguiente nivel.

Bogotano, de 42 años, especialista en Finanzas Corporativas del CESA y egresado de Finanzas y Comercio Exterior de la Universidad Sergio Arboleda, Miguel Ángel Charria cuenta además con formación académica en Gestión de Riesgo de Crédito de la Universidad de los Andes. Se ha desempeñado como Director del Comité Global Comercial de las seis entidades que en cinco países de Latinoamérica, conforman el Grupo de la Fundación Microfinanzas BBVA. También fue Director de Riesgos Financieros Minoristas para América del Sur en el Grupo BBVA de España y Director de Desarrollo de Innovación Comercial, diseñando los modelos de distribución, dirección, productos, experiencia del cliente, inteligencia comercial e innovación.

 ¿Cuáles son los mayores retos y desafíos para la presidencia en esta nueva etapa que comienza para la entidad?

 La pobreza y la desigualdad en Colombia siguen siendo muy altas y estos son los principales retos para una entidad con vocación social como lo es Bancamía. También el entorno de menor crecimiento económico plantea retos para todas las entidades microfinancieras que tendremos que estar muy atentas a la disminución de los ingresos de las familias y en ese contexto, a mantener políticas de crecimiento prudentes. Sin embargo, seguimos teniendo grandes expectativas sobre el mediano plazo, nos planteamos ganar presencia en los ámbitos rurales en donde ya tenemos el 44% de nuestros clientes, apoyándonos más en la tecnología, lo que nos permitirá llegar a sitios más alejados a unos costos operativos razonables. En esa misma línea, tenemos planes para fortalecer nuestra oferta de valor de productos y servicios financieros haciéndolos cada vez más acordes a las necesidades particulares de cada cliente.

¿En cuáles premisas o atributos sustenta el Banco la diferenciación de su oferta de valor, en un mercado cada vez más competido y en un producto cada vez más estandarizado como es el crédito?

Agilidad, simplicidad, calidez y proximidad son los atributos de la oferta de valor que más valoran los clientes de Bancamía. Si bien es cierto que el crédito puede ser un producto financiero cada vez más estandarizado, también lo es que el microcrédito posee elementos de identidad propia que, en el caso de Bancamía, se expresan en un modelo de negocio que llamamos ‘Finanzas Productivas Responsables’, en el que la relación con nuestros clientes la basamos en cómo apoyar sus objetivos de desarrollo productivo, contribuyendo así a la generación de riqueza sostenible y al mejoramiento de su calidad de vida y la de sus familias.

¿De qué manera se prepara el Banco de cara al 2020, para sortear con éxito los retos y desafíos que impone el nuevo ecosistema financiero que se ha creado a partir de la convergencia de mega-tendencias como la digitalización, el Big Data, la conectividad global, las nuevas tecnologías Fintech, la inteligencia artificial, la transformación de la interacción social que imponen las redes sociales con la consecuente transformación del consumidor?

En esencia, nosotros visualizamos en toda esta revolución digital una grandísima oportunidad para sortear uno de los grandes retos de la industria que es prestar el servicio a mayor escala y de una forma más eficiente. En primer lugar, al interior tenemos un plan tecnológico bastante sólido, que inició en 2016 con el cambio del core bancario de la entidad y que nos va a permitir una modernización y digitalización más rápida de nuestros procesos actuales, -vamos a poder llevar nuestras oficina hasta el lugar de trabajo de los clientes-, con proyectos de movilidad, nuestros ejecutivos de desarrollo productivo podrán ofrecer las mismas funcionalidades y transaccionalidades que el cliente podía hacer en la oficina, pero ahora en desde su lugar de trabajo. Por otra parte, en lo referente a las nuevas entidades Fintech y a las que se dedican a incorporar información no estructurada para conocer algunas perspectivas del cliente que hoy no analizamos, estamos estudiando alianzas que seguramente en los próximos años nos llevarán a ofrecer nuestros productos y servicios de una forma más digital.

¿Dónde están las grandes oportunidades para el Banco dentro del nuevo ecosistema?

Como ya lo comentaba, las grandes oportunidades están relacionadas con la posibilidad de llegar a lugares más remotos en zonas rurales de Colombia, a niveles de costo razonables y conservando la esencia relacional de las microfinanzas que caracteriza la oferta de valor de Bancamía. El relevo generacional de nuestros clientes es un proceso en marcha y nuestro deseo es acompañarlo con una oferta de valor integral, adaptada a sus necesidades y preferencias, incluyendo el uso de herramientas del ecosistema digital.

¿Cuáles serían esas tres (3) destrezas o atributos del Banco a resaltar en la gestión estratégica del Ciclo de Riesgo de Crédito, dada su condición de Banco especializado en microcrédito con una clara vocación social?

La primera la constituye nuestro modelo de gestión, denominado Finanzas Productivas Responsables, a través del cual nos relacionamos de una forma cercana y estrecha con el cliente para conocer sus necesidades, su proyecto productivo y para entender en qué medida la financiación que le concederemos a ese negocio contribuirá a mejorar sus condiciones de vida. A partir de este relacionamiento, construimos con él, aquella información cualitativa y cuantitativa que nos permite valorar el nivel de riesgo de la operación y concederle el monto de crédito que resulte más adecuado, de acuerdo con su capacidad de pago, buscando no llevarlo a una situación de sobreendeudamiento.

 La segunda tiene que ver con los esfuerzos que ha venido realizando el banco para contar cada día con un mayor conocimiento de nuestros clientes y sus perfiles de riesgo. De esta manera, contamos con modelos predictivos propios que además de soportar los procesos de otorgamiento, al estimar para cada solicitante su probabilidad de impago, nos permiten luego gestionarlos de forma proactiva, identificando aquellos que por sus características y buen comportamiento pueden ser atendidos mediante procesos de crédito más simples y con menores requisitos, favoreciendo de esta manera la fidelización de nuestros mejores usuarios y la calidad de la cartera. Finalmente, y como gran pilar de lo anterior, destacaría que ya empezamos a ver una cultura de riesgo mucho más arraigada en toda nuestra entidad, fruto de acciones muy concretas en los modelos de seguimiento y recuperaciones. Estos modelos han puesto en un mismo nivel de importancia el acompañamiento preventivo, las gestiones de cobro y el cumplimiento de las metas de crecimiento. No podemos perder de vista que cada cliente en mora es un fracaso para nuestra misión social, pues ellos terminan con un problema económico, un reporte en las centrales de riesgo y con ello en un nivel de exclusión mayor, por eso nuestro modelo de riesgos es un tema estratégico.

¿Cómo dinamizar el crédito en un año complejo, para avanzar en las metas de profundización financiera, acceso y uso?

La complejidad de la época requiere prudencia en la gestión comercial, la cual debe estar soportada en modelos de inteligencia de clientes y riesgos que apoyen a los equipos comerciales en la prospección, selección, análisis y otorgamiento de créditos, garantizando una gestión responsable que evite el sobreendeudamiento de los clientes. En este sentido, uno de los factores que cobra más relevancia es el mantener esquemas robustos de entrenamiento a los ejecutivos de desarrollo productivo, para que ellos a su vez brinden una correcta asesoría a nuestros clientes en el día a día.

¿Cómo va la cartera y qué medidas han tomado para contener un deterioro frente a este ciclo económico adverso que afecta en mayor medida a los segmentos de menores ingresos?

Sobre la calidad de la cartera, a pesar del entorno de desaceleración y de ligero deterioro que experimenta el mercado en sus distintas modalidades, en Bancamía hemos tenido un comportamiento positivo. Al cierre de abril, última información publicada por la Superfinanciera, el índice de cartera vencida de Microcrédito del sistema crece a ritmos del 23.5% con un ICV del 7.9%, pero en nuestro caso esa tasa de crecimiento es del 2.1% y con un ICV del 5.63%, que a junio baja al 5.47%. No obstante, este comportamiento, permanecemos alerta por la expectativa de deterioro que genera el ciclo económico, por lo que nuestra prioridad es focalizar nuestros esfuerzos hacia las actividades que apunten a controlar la calidad de la cartera. En ese propósito, venimos siendo más analíticos para entender la evolución que experimentan los negocios de nuestros deudores en este ciclo económico y poder anticipar sus potenciales problemas.

¿Qué le falta a la oferta financiera en Colombia o al ecosistema, para lograr un verdadero impacto social y económico? Por qué ha sido tan difícil incrementar los niveles de profundización de manera sostenible y especialmente el uso de productos financieros en la cotidianidad del vivir del pueblo colombiano?

El uso del efectivo y la informalidad plantean una gran dificultad para lograr una mayor profundización financiera. Como país, Colombia ha hecho avances significativos en materia de inclusión financiera, especialmente en la dimensión de acceso. Aún está pendiente la tarea de mejorar las condiciones de uso de los servicios financieros por parte de los clientes, adaptar con calidad la oferta de valor a sus reales necesidades y medir el impacto en el desarrollo productivo y la calidad de vida que genera la inclusión. En esta última dimensión, Bancamía, junto con la Fundación Microfinanzas BBVA, han desarrollado un sistema único y propio de medición de impacto social que permite validar el cumplimiento misional a través de indicadores que ponen en valor la evolución social y económica de nuestros clientes a lo largo del tiempo. El Gobierno nacional y la industria microfinanciera en Colombia continúan trabajando en equipo para mejorar aún más las dimensiones de uso y calidad de la inclusión financiera y lograr así un mayor y mejor impacto social, económico y ambiental. En nuestra medición del impacto social de nuestro trabajo hemos encontrado que más del 70% de nuestros clientes con créditos son vulnerables desde el punto de vista de sus ingresos, es decir, atendemos a los que más lo necesitan; el 52% abandonan la pobreza luego de permanecer dos años con Bancamía, sus ventas y excedentes mensuales crecen por encima del 19%, mientras sus activos lo hacen por más del 25%. Así es como estamos generando mejores niveles de vida en los colombianos que a través de sus habilidades